Washington, DC, 23 de octubre de 2012 (OPS/OMS).- Las ventajas de integrar la evidencia científica en las decisiones de salud y los desafíos que utilizar este enfoque enfrenta desde sus distintas aplicaciones, ya sea en el ámbito nacional como loca, fueron los principales ejes de reflexión de los expositores en la sesión plenaria que se realizó este 23 de octubre en el marco del noveno Congreso Regional de Información en Ciencias de la Salud (CRICS9), que convoca la Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) conjuntamente con su Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (BIREME).
Los factores que influyen en la toma de decisiones, por ejemplo en el ámbito de la salud, pasan por contar con la información, poder comprar una situación con otra, manejar los grados de incertidumbres y confiar, explicó Zulma Ortiz, de UNICEF Argentina. Añadió que también el tiempo es una condicionante para tomar la decisión correcta, ya que “a menor tiempo, la calidad y cantidad de información que uno puede manejar es menor y la certeza es menor también. Por eso es tan importante el manejo del tiempo y que existan soluciones que garanticen información de calidad en el menor tiempo posible”.
Con respecto a los estudios, otros desafíos que se presentan pasan por la falta de contacto del investigador, más la desconfianza mutua, la falta de oportunidad y la relevancia de la investigación, explicó Ortiz. Para superar estas brechas, planteó que es necesaria “la traducción del conocimiento”.
“No basta con tener disponible la calidad y la información, sino que es necesario que existan ámbitos de trabajo donde se pueda dialogar y donde se pueda favorecer el uso de la evidencia”, afirmó. Este esfuerzo integrado, indicó, se vincula con las plataformas que facilitan el acceso a la mejor información en poco tiempo. Destacó que la Biblioteca Virtual en Salud debe trabajar en la organización de la información para que responda a las necesidades y para que esté en tiempo y forma para los que toman las decisiones.
Por su parte, Kay Dickersin, de Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health en Estados Unidos, relató su experiencia en el Cochrane Center sobre la promoción de los usos de los resultados de las investigaciones en la práctica clínica y el fortalecimiento de los sistemas de salud. Destacó que por un lado han procurado enfocarse en la fuerza laboral a partir de la capacitación de quienes toman decisiones. Una segunda instancia es con los pacientes, a quienes llaman Consumidores Unidos de la Atención Médica Basada en Evidencia.
Para los integrantes de esa fuerza labora, se diseñaron una serie de cursos en línea y presenciales sobre la atención médica en base a la evidencia, y sobre métodos de revisiones sistemáticas. En otro nivel, también han establecido relaciones y alianzas con los legisladores, para asegurarse que una vez hechas las revisiones sistemáticas de las evidencias, puedan ponerse en práctica en las decisiones que se tomen luego.
A nivel de los consumidores explicó que también se procura el intercambio y la capacitación sobre el tema. “Nos aliamos con el público porque si entiende lo que es la atención en salud basada en evidencia, lograremos integrarla a la decisión en salud de manera definitiva”, concluyó Dickersin.
La gerenta del Área de Género, Diversidad y Derechos Humanos de la OPS, Isabel Noguer, explicó la aplicación de las evidencias en el ámbito de la salud de hombres y mujeres en América Latina y el Caribe. En ese sentido, detalló los conceptos y herramientas para la aplicación de la perspectiva de género en el ámbito de la salud.
Noguer explicó que muchos estudios muestran que “no existen sociedades que traten igual a sus hombres y a sus mujeres”. Eso también se refleja en los diferentes estudios sobre la salud de unos y otros, el cual muestra también que el sexo es un determinante de la mortalidad y la morbilidad, así como su relación con los determinantes sociales de la salud, explicó. Sin embargo, “existe poca producción revisada por pares sobre estos temas” y “los estudios de morbilidad basados en sexo también son escasos”, comentó.
“No existen evidencias de género suficientes en los principales campos de la salud para informar para las políticas en salud”, explicó Noguer. “La mejora de la evidencia supone un reto para la gestión de salud”, concluyó.
Lely Solari, del Instituto Nacional de Salud de Perú, compartió la experiencia peruana en la aplicación de iniciativas internacionales para apoyar la toma de decisiones en salud. Relató que en un comienzo se conformó un equipo multidisciplinario para trabajar en la traducción del conocimiento, y que una sucesión de hechos coyunturales, llevó al Ministerio de Salud de su país a plantearse la necesidad de tomar evidencias sólidas para enfrentar esas coyunturas.
Con financiación estatal, esta unidad se dedicó a la traducción del conocimiento, a través de revisiones sistemáticas, de brindar respuestas rápidas para la toma de decisiones en salud, a hacer resúmenes de políticas públicas para los órganos deliberativos y a realizar estudios primarios de investigación.
Solari indicó que entre los elementos claves para avanzar esta iniciativa estuvo el financiamiento estatal y no particular, así como la pertenencia a redes como la de OPS y EVIPNet OPS que ayudaron también a la difusión de sus productos, y la adopción de metodologías estándares. Entre los retos a futuros, Solari indicó que quisieran que se pudiera aplicar a la parte clínica, que se incorpore al Sistema Nacional de Investigación en Salud, y que se fortalezca una red regional y eventualmente una red interprovincial.
Por su parte, Jorge Barreto de la Secretaría Municipal de Salud de Piripiri en Brasil, expuso sobre el rol de las evidencias científicas en las políticas de salud a nivel local. Comentó que aplicar el concepto de las políticas formadas sobre evidencia tiene sus desafíos, como por ejemplo en la traducción del conocimiento que puede enfrentarse con una realidad distinta a nivel local por la sobrecarga de trabajo que puede tener el gestor local.
Barreto comentó que entre las necesidades institucionales figuran un acceso amplio a las fuentes de evidencias y una mejor visibilidad del conocimiento institucional, es decir de la información producida por las organizaciones que deben estar disponibles de forma sistemática para que los gestores locales las puedan usar.
Sobre los desafíos, Barreto indicó que están relacionados con el uso de la evidencia a nivel local y con lograr un equilibrio entre equidad y sostenibilidad. “Existe una gran diferencia entre la disponibilidad de la información, el acceso y su aplicación. Aquí es donde los procesos y la transferencia de conocimientos tienen que aprenderse”, explicó. “Es necesario un trabajo gigantesco con las redes colaborativas”, subrayó.